24/11/08

Sociología del Fútbol en Honduras

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Este trabajo científico social de mi colega Ernesto Gálvez conduce a retomar una aplicación importante de la Sociología, la "Sociología del Fútbol".

Ernesto Gálvez apunta a una teoría sociológica universal del fútbol, tratando temas como: sociedad y fútbol, elementos de socialización positivos y negativos, objetivos y subjetivos del fútbol, internacionalismo y nacionalismo; una aguda crítica del uso del fútbol como medio de alienación y corrupción. Y Ernesto Gálvez, propone teórica y prácticamente el uso positivo del fútbol, para canalizar las energías físicas y espirituales de la juventud, refiriendo una experiencia que seguramene daría base para otra investigación sociológica: el fútbol y las maras.

Naturalmente todo buen inicio es siempre incompleto, por eso es buen inicio también. Y el análisis de Ernesto Galvez, abre paso para el tratamiento de otros temas, como ideología, religión, tecnología, educación, economía entre otros, relacionados con el fútbol. Se contribuye al desarrollo de una teoría social del fútbol no solamente de Honduras, sino universal.

Las negrillas y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

SOCIOLOGÍA DEL FÚTBOL EN HONDURAS

Ernesto Gálvez
(Sociólogo-Teólogo)

Se dice que en Honduras hay dos pasiones: el fútbol y la política. En efecto, esos son los temas que la casi totalidad de los ciudadanos y ciudadanas tienen algo qué decir, sea positiva o negativamente. Y de repente es más popular el fútbol que la política, especialmente en lo que se refiere a la selección nacional mayor.

En este ensayo se pretende hacer un breve análisis con elementos socio-teológicos de carácter objetivo y subjetivo que intervienen en el tema del fútbol como fenómeno social, económico y cultural.

LOS ELEMENTOS POSITIVOS DEL FÚTBOL

Los elementos que puede considerarse que en Honduras son positivos pueden citarse:

1. El Fútbol internacionalizó el nombre de Honduras.

El fútbol es, posiblemente, el tema que sacó al país del anonimato internacional. En el debut de Honduras en el Mundial España 82, el mundo entero supo que esta nación existía. Antes y después del mundial, las noticias internacionales se mencionaban los fenómenos naturales (huracanes) o a fenómenos humanos (corrupción: bananagate, conadi, el chinazo, el avionazo, el pasaportazo y otros “asos”). Pero siempre se tiene un alivio cuando noticias del exterior dan cuenta del desempeño de muchas estrellas hondureñas en el fútbol, su desempeño y el llamado “mercado de piernas”, es decir, de las sonadas contrataciones de jugadores hondureños en el mercado futbolero internacional.

El mundial 82 fue la vitrina más importante para que futbolistas hondureños fuesen contratados por importantes clubes de muchos países, proceso que ha continuado crecientemente, impulsado por el notable éxito de algunos de ellos como, especialmente de David Suazo, “Rambo” de León y Wilson Palacios, figuras que la prensa especializada en el fútbol los menciona positiva e insistentemente. Por lo menos 30 jugadores hondureños suenan sus nombres en China, Inglaterra, Italia, Austria, Polonia, Centroamérica, Estados Unidos y otros países, convirtiéndose en embajadores del nombre de Honduras. Algunos de ellos han tenido que renunciar a la nacionalidad hondureña, para poder integrarse a selecciones nacionales de otros países; son los casos de “Chulita” Gómez en Guatemala y del jugador William Reyes en El Salvador.

2. El beneficio de las remesas futboleras.

Las contrataciones celebradas por los jugadores hondureños con los negociadores representantes de los equipos internacionales tienen una significación económica no despreciable. Nadie ha investigado la cantidad exacta de las remesas que ingresan al país, generados por concepto de pagos por servicios deportivos prestados por jugadores hondureños en el mundo. Las cifras contractuales más notables corresponden a Suazo y Palacios que llegan a decenas de millones de Lempiras anuales. La procedencia de estas remesas es de tres de los cinco continentes: Europa, Asia y América. Si esos recursos tuviesen un manejo empresarial adecuado, la contribución a la economía del país podría ser más importante de lo que hasta hoy es.

3. El fútbol como factor de identidad nacional.

En general, la historia hondureña, ha venido conformando varios hechos reiterativos que han tenido como resultado la construcción de algunos nociones que han terminado por constituirse en paradigmas que identifican a los hondureños como, acomplejados, haraganes, ignorantes, impuntuales e irrespetuosos de la ley, entre otros, percepciones que han impactado en la sensibilidad de la mayoría de los hondureños quienes, con o sin razón, se las han creído. Esa baja autoestima perdedora que respira el pueblo, ha encontrado una compensación: el fútbol como expresión ganadora, especialmente cuando la selección nacional se enfrenta a sus similares de países considerados superiores a Honduras, tanto en lo futbolístico como en otras áreas, como es el caso de México y Costa Rica.

Ganar en fútbol, entonces aparece como una demostración de poder y de superioridad sobre esos países, lo cual repone, o intenta reponer, la “humillación” histórica recibida de estos países, aparte de la superioridad mostrada en otros campos del desarrollo y que para muchos aficionados hondureños, es motivo suficiente para crear un sentimiento contra ellos. En ese sentido, los triunfos que eventualmente ocurren frente a las selecciones de esos países, desatan una aureola triunfalista haciendo relucir la “la garra catracha” como elemento positivo de mejoramiento de la autoestima del hondureño, pues en el fondo sabe que en otras áreas, es perdedor: en la economía, la educación, los servicios, la política, etc.

Esta fuerza cohesionadora del orgullo nacional futbolero resulta ser mucho más importante cuando el hondureño(a) se encuentra fuera del país, generalmente indocumentado pues, en una mezcla de nostalgia, pobreza, temor a la deportación y otras emociones similares, refuerza ese profundo sentimiento patrio, sobre todo al escuchar el Himno Nacional, en cotejos realizados en el exterior donde el hondureño hace cualquier sacrificio para asistir a esos eventos donde se presenta su selección u otro club reconocido del ambiente nacional. Allí los “catrachos” disfrutan a lo grande viendo el símbolo que los hace vibrar desde lo más profundo. Posiblemente, para los migrantes en el exterior, el fútbol es el elemento subjetivo más les hace sentir, vivir y disfrutar el sentimiento y la identidad nacional. En lo demás, es relativamente más fácil identificarse como originario de otro país. Conozco casos en los que hondureños en los Estados Unidos han tramitado documentación como originarios de El Salvador, sin que ello les cause demasiado sentido de traición a la Patria, sino que lo hacen con una salida práctica ante la necesidad de asegurar su permanencia en el exterior.

4. El fútbol como creador de modelos de vida de jóvenes exitosos.

El fútbol en Honduras ha permitido que, muchachos de origen muy pobre, hayan triunfado deportiva y económicamente en otros países, apareciendo frecuentemente reportajes de prensa y siendo vistos en escenarios internacionales jugando en transmisiones televisivas a nivel internacional. Ante esas manifestaciones de éxito, los jóvenes hondureños visualizan a estos jugadores como modelos, colocando sus afiches o “posters” en sus habitaciones, llevándoles un registro minucioso de la vida y milagro como sus ídolos, sea en el plano internacional como el nacional. De allí que jugadores renombrados empiecen aún a aparecer en planillas de cargos de elección popular para alcaldías u otras tareas de alta estima ante la sociedad.

Desgraciadamente, no todos los futbolistas exitosos durante su período activo, lo son en la vida cotidiana, pues muchos desaprovechan esas oportunidades, derrochando sus fortunas en vicios y terminando en situaciones lamentables al final de sus vidas. Pocos son aquellos jugadores que han invertido sus capitales productivamente; por suerte, los hay, aunque en menor número. En realidad, lo que más abunda son notas periodísticas sobre ex jugadores que relatan situaciones de alcoholismo, pobreza y desilusión, cosa que debería convertirse en una lección aprendida como para no repetirla.

LAS IMPLICACIONES NEGATIVAS DEL FÚTBOL

Sin embargo, el deporte del fútbol en Honduras conlleva simultáneamente en su interior, una serie de manifestaciones y efectos altamente dañinos a la juventud en particular y a la sociedad en general. Los más relevantes son:

1. La utilización del fútbol para promover productos que estimulan los vicios.

La publicidad que se observa en las transmisiones deportivas en Honduras es, francamente, irresponsable desde el ángulo social y moral. Las primeras empresas que negocian su publicidad son las productoras de cervezas, no solamente en las transmisiones televisivas, sino también, en la inclusión de sus productos en los uniformes de los equipos, no sólo en los equipos más renombrados, sino también en los que se mueven en la parte baja de la tabla de resultados.

Hace un tiempo atrás, se mocionó en el Congreso Nacional, legislar en contra de esta situación, pero la iniciativa fue aplastada por las empresas metidas en este lucrativo negocio que hunde cada vez más a nuestra sociedad en las garras del alcoholismo que, a la vez, es uno de los principales factores de destrucción de nuestras familias y de la juventud. En estos intereses mezquinos e inmorales participan hasta un famoso entrenador que, llevado a una curul diputadil, se opuso descaradamente a la iniciativa de eliminar la propaganda de los vicios en el deporte. Y no digamos los presentadores de noticieros deportivos; estos se “lucen” anunciando cervezas que paradójicamente se autopublicitan como “salvavidas”, siendo en verdad, mata-vidas. Preocupa cómo el entrenador Rueda, porta un gorra “salva vida” y se supone que es un entrenador “de primera”. Últimamente, hasta el mismo aguardiente se promociona como si fuese comida o medicina, sabiendo, hasta la saciedad que se trata de productos de alto poder destructivo para las vidas de sus consumidores, pero que el vulgar mercantilismo, no tiene el menor escrúpulo en promoverlo a vista y paciencia de toda la sociedad que, aparentemente, o se cree esa publicidad, o está ya alienada o drogada por esta clase de perversión social, disfrazada de apoyo al deporte.

Por supuesto, que la cervecería y “tatascán” realizan sus mayores ventas en estos eventos deportivos, sacando anuncios de atractivas muchachas y apuestos jóvenes, pero que en realidad, a las familias en especial y a la sociedad en general, le toca pagar los efectos negativos, como altos índices de violencia callejera y doméstica, los accidentes de tránsito, los ingresos hospitalarios por demencia y cirrosis alcohólica, mujeres maltratadas, cuando llega su compañero a casa hecho un energúmeno contra su esposa porque perdió su equipo o por exceso de consumo por la celebración del triunfo del “equipo de sus amores”. Mientras tanto, los hijos andan con los píes descalzos, con hambre, enfermos, sin educación, etc, pero eso no importa porque “tatascán siempre cae bien” y los que toman imperial “son primos” y, además, “todos estamos con la selección”.

2. La utilización del fútbol para promover liderazgos de personales negativos a la sociedad.

Esta es otra de los grandes engaños que el fútbol promueve a través de los medios de comunicación. Es raro el liderazgo nacional que no haya hecho uso del deporte del fútbol para promoverse: el presidente de la organización que preside el fútbol, ha llegado a ser hasta presidente de la república, promoviéndose originalmente a través de un equipo de fútbol; y para intentar “limpiarse” de su imagen de corrupto, se metió a dirigir el fútbol en su organización cabeza, para estar robando cámaras y micrófonos de día y de noche, hablando de la selección.

Así, todo mundo se olvidó de su pasado, porque “todos estamos con la selección”. Y para ampliar el “cuadro de honor” de la corrupción, se incluye el “zar” de los medios de comunicación el que, después que ha embrutecido la mente del pueblo a través de las telenovelas y toda los programas basura del mundo, se erige en lo más granado de la conducción de la “poderosa” selección nacional para que, desde allí, hacer los más lucrativos negocios de las exclusivas transmisiones de TV nacional e internacional, montar la “teletón” para hacer llorar a la teleaudiencia que, de buena fe, ve desfilar a toda los poderes fácticos depositando su “granito de amor”; pero, a escondidas ordeñan; hasta sacarle sangre, a la vaca del Estado o consiguen que les condonen las millonarias deudas a la ENEE; pero, cada diciembre son religiosos en comprar indulgencias y limpiar sus conciencias, apareciendo como filántropos, dignos del premio Nóbel. Todo ello pasa por los anuncios de todos los políticos con todo y “chocoyos” y los hombres “de corazón” (inexistente), que se “parten el pecho” por Honduras y la sacrosanta selección que, para que sea “nacional”, los anuncios se pagan con fondos del pueblo que administra el Congreso Nacional o la Presidencia de la República, o la alcaldía tal, porque todos sus dirigentes son los que tienen las soluciones para el “país de las maravillas” y de la “garra catracha”.

Así transcurre la historia de Honduras: entre escándalos de corrupción, los juegos de la selección y los show de la teletón. Un anuncio reciente de un refresco decía: “come fútbol”, bebe fútbol, tome coca-cola”. Amén, decimos los hondureños; aunque sea el anuncio más denigrante que haya producido la bebida que más daño le hace a la salud de la humanidad, pero que es una de la que más compra la afición, al igual que las bebidas alcohólicas que se consumen más que la leche, pues ésta no es publicitada. Tal vez pudieran inventarse anuncios como: “leche X: la rubia de gran clase”, o leche Y: “la morena de gran cuerpo”; o Leche T: “la tatascana, siempre cae bien”, o Leche Z: la que “salva vidas”. Y si eso llegara a suceder, seguramente la cervecería reclamaría la propiedad intelectual (del mal), e hiciera otro negocio más.

3. El fútbol como mecanismo de evasión ante una cruel realidad económica y social.

Los poderes legales y los fácticos siempre han utilizado el fútbol como el fenómeno de masas más poderoso del país. En medio de la emoción de los partidos, la clase dominante (que no solo domina lo económico sino que también la mente del ciudadano), planifican sus movimientos según se mueve el bendito deporte rey del Honduras. Los aumentos de precios, los arreglos de movimientos sociales, la promoción de los personajes, en fin, todo va envuelto en el tamal del fútbol, para que todos lo saboreemos bien, aunque, días o meses después empecemos a sentir los amargos dolores de la congestión, dado el efecto retardado del “medicamento”.

Francamente que el fútbol como un deporte con tan fácil comprensión y de tanta aceptación en el mundo entero, haya sido tan malévolamente utilizado para hacer daño a la misma “afición”. Y, entre más se han desarrollado los medios de difusión como la radio y la TV, más penetración y más adeptos tiene este deporte. Ahora se ha globalizado los simpatizantes de los equipos en el mundo entero. El caso de Honduras es evidente: las camisetas de los equipos más famosos del mundo son orgullosamente lucidas por la juventud, no sólo los varones, sino también las señoritas.

Pero, a la vez, esta misma juventud es cada vez más indiferente ante la problemática social y política del país. Al preguntar a los muchachos de hoy, qué opinan sobre la corrupción, o sobre la problemática ambiental, o sobre el plan de nación, seguramente que la mayoría no tiene un criterio definido sobre estos temas; ello deriva también de una progresiva degradación del sistema educativo nacional donde, desde el nivel universitario, hasta el primario, la calidad educativa ha bajado, agravado porque los gremios profesionales de maestros, de todos los niveles, se han concentrado en conseguir mejoras económicas, abandonando sus aulas como mecanismo de presión y olvidándose de reponer el número de días de huelga. El resultado allí lo tenemos: la más baja calidad educativa en Centroamérica pero, paradójicamente, tenemos los maestros mejor pagados de la región.

4. El fútbol como medio de promoción política

En Honduras existe una asociación perfecta entre política y fútbol. Muchos dirigentes políticos han surgido haciéndose notar en el marco del apoyo al deporte del fútbol, especialmente. Abundan equipos de barrios y aldeas con uniformes de rojo o azul como sello político publicitario de las personas donantes. Y no es que eso sea dañino para los jóvenes; el punto es que no existe verdadero interés por impulsar políticas de apoyo a la juventud y a la niñez con programas que impacten en la prevención de la crisis social. Por ejemplo, cuando se han hecho propuestas para que el Congreso Nacional y el Gobierno aprobaran el financiamiento de algunos programas, mediante las loterías de pronósticos deportivos, tal como lo hizo la Confraternidad Carcelaria de Honduras hace algunos años, el gobierno no lo autorizó; luego se consultó al Congreso Nacional, pero tampoco hubo receptividad. Sin embargo, corrieron a aprobar la famosa LOTTO que, por ahora, es el juego de azar que más pobreza produce en el país, bajo el engaño que el comprador se hará millonario. Son decenas de millones de Lempiras que semanalmente compran los hondureños, para que los negociantes de la ignorancia del pueblo, coloquen un poquito para el ganador y otro poquito para el PANI, mientras lo grueso de los millones se lo reparten un reducido grupo de políticos y empresarios, de esos que tienen secuestrado al país y que no les importa ni que la nación esté cayendo en los más bajos indicadores de desarrollo del mundo, mientras ellos están convirtiéndose en grandes potentados, haciendo uso del poder y de la inocencia de nuestro pueblo. Sin embargo, la Lotto aparece como una de las empresas patrocinadoras de la Selección Nacional y de repente aparece como una de las empresas más queridas de la afición siendo, verdaderamente, una de las que más daño le hace al país. Pero, no hay problema: “todos estamos con la selección”.

5. El entorno del fútbol como facilitador de una cultura de violencia.

El fútbol es portador de una jerga idiomática muy ligada a la fuerza y la violencia. En este mismo ensayo hemos mencionado la expresión “garra catracha”; pero al recordar frases que acuñan los narradores y cronistas deportivos viene a mi memoria expresiones como el “tanque” Artica, el “cañón Bernárdez, “machete Chinola Matamoros” y, últimamente, “el matador” Wilmer Velásquez, calificativos que intentan expresar una característica especial del jugador ligado a un juego fuerte, arrollador, efectivo. Pero también se acuñan expresiones como: “masacre”, para dar a entender que ocurrió una tremenda goleada sobre un equipo.

Pero todo esto lo podemos considerar irrelevante, en comparación con algo que ha surgido recientemente, como lo son los violentos enfrentamientos entre la “barras” de los equipos contendientes de la liga nacional de fútbol, especialmente entre los seguidores del Olimpia y del Motagua que son los equipos nacionales entre los cuales pareciera se han desarrollado los más elevados niveles de agresividad, primeramente verbal y, últimamente, física, al grado de haberse producido muertes. Es posible que este fenómeno esté siendo alimentado por la incorporación de jóvenes participantes en “maras” y pandillas quienes han diversificado sus operaciones y actividades. Pero también puede no ser esta la causa y que se deba simplemente a la agudización de los niveles de agresividad y violencia que sufre la sociedad hondureña en su conjunto, según lo indican informes de organismos internacionales especializados en el tema, quienes ubican al país entre los más violentos de América Latina y del mundo.

6. El fútbol como instrumento de distorsión de la fe cristiana.

El manejo negativo de este gran deporte como es el fútbol está impactando negativamente hasta en las iglesias cristianas. Cuando hay juegos de la selección, las iglesias están vacías, creyendo más en el “rey” David y en “Rambo” de León, que en el León de Judá. Muchos “hermanos” no se llevan bien, como Dios manda, porque tal o cual es Motagua u Olimpia o Maratón, etc. Y cuando se juegan los llamados clásicos, las discusiones, especialmente entre los muchachos, son acaloradas, nada edificantes, nada constructivas, en una organización que debería estar más preocupada en que se amen los unos con los otros. Y estos hechos no sólo ocurren a nivel de la feligresía de base; también es alimentada por comentarios inoportunos que hacen ciertos pastores comentando algún asunto relacionado con los equipos de fútbol, lo cual enciende las pasiones de los aficionados en defensa de su amada “camiseta” deportiva. Pero también hay pastores que no han caído en esta trampa. Uno de ellos mencionaba en una prédica que la gente acepta como algo natural al fanático de un determinado equipo, que a algún fanático de Cristo. En efecto, los fanáticos del fútbol gritan, se exaltan y hasta lloran; pero si algún cristiano grita, canta, levanta sus manos al Señor, algunas personas lo ven despectivamente como un “fanático religioso”.

Pero no todo es negativo entre fe cristiana y fútbol. Existen muchos pastores evangélicos y sacerdotes católicos que, aprovechando lo atractivo del fútbol en los jóvenes, se han acercado a las maras o simpatizantes de ellas, organizándolos y apoyándoles con materiales deportivos; luego los han hecho llegar a la iglesia y, allí, buena cantidad de jóvenes han iniciado interesantes procesos de restauración y desarrollo personal y familiar, claro está, bajo la dirección y coordinación del liderazgo eclesiástico. Personalmente me tocó colaborar con el reconocido Pastor Armando Meza, hace varios años, con quien organizamos un torneo en Villa Cristina, donde participaron tres equipo de la “mara 18” y tres de la “MS” que estaban siendo atendidos por varias iglesias.

Fue todo un éxito, pudiendo ver cómo hubo respeto en el cumplimiento del reglamento elaborado por ellos mismos y cómo se respetaban las decisiones arbitrales. Si los verdaderamente políticos constructivos tuviesen una visión como esta, la juventud en riesgo social tendría una excelente salida a la enorme crisis en que ahora se encuentran. Con un programa masivo de este tipo, miles de jóvenes estarían rehabilitados y reinsertos en la sociedad, como artistas, pastores, árbitros, jugadores, electricistas, diseñadores, pintores, profesionistas, etc, todo ello, iniciado con el atractivo del fútbol, pero trascendiendo el puro deporte, sino incidiendo en la vida integral de los muchachos. Lástima que ahora estemos haciendo exactamente lo contrario: promoviendo el consumo de cervezas, ron y aguardiente, sin que los hondureños nos ruboricemos ni escandalicemos por semejante atentado contra la vida de los jóvenes y de la misma sociedad.

El propósito de este artículo es sensibilizar a la sociedad hondureña a fin de que reaccionemos, recuperando lo positivo del fútbol y podamos rechazar todo aquello que afecte a la juventud y a la sociedad en su conjunto. Si alguien se ha sentido ofendido en su dignidad personal, le ruego me perdone, pero lo que más interesa es que, como hondureños y hondureñas, cuidemos a las presentes y futuras generaciones, hoy por hoy influenciadas de manera negativa, manipulando el fútbol hondureño, al que debemos rescatar en beneficio de las mayorías y no de un pequeño grupo de comerciantes y políticos inescrupulosos.

Que Dios ayude a nuestra nación.
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1 comentario:

Eloy de Jesús Altuve Mejía dijo...

Me parece muy interesante el trabajo y es un aporte para profundizar el debate sobre el carácter social del deporte en su dimensión más amplia. En ese sentido y como contribución a la discusión, presento mi último libro publicado recientemente: "Deporte, globalización, neoliberalismo, política pública y poder. Papel del deporte en el retorno del proyecto neoliberal". Eloy Altuve Mejía. Centro Experimental de Estudios Latinoamericanos "Dr. Gastón Parra Luzardo" (asociado al Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales o CLACSO) de la Universidad del Zulia (LUZ)-Maracaibo-Venezuela. Puedo enviarlo gratuitamente a quien lo desee, al escribirme a mi email eloyaltuve@hotmail.com.